martes, 22 de octubre de 2013

EL HUNG GAR: UN ESTILO DE KUNG FU MÁS ALLÁ DE LA LEYENDA.


SEGUNDA PARTE


SHAOLIN Y BODHIDARMA: REALIDAD O MITO

Todos los escritos que hacen alusión a la actividad marcial en los monasterios parten del momento histórico en el que se relaciona la actividad monástica del monasterio del norte con la llegada al mismo de un monje hindú: Ta Mo.

Pero, antes de entrar en este aspecto de suma importancia para nuestro interés, conozcamos un poco algunos detalles de estos monasterios.

La historia de Shaolín comienza con la construcción del templo del norte en el condado de Dengfeng, en la provincia de Henan, durante la dinastía Wei del norte. Esta dinastía se encuentra en el periodo denominado "Periodo de los tres reinos" que duró desde el año 220 al 266 de nuestra era. Éste es un periodo clasificado por los historiadores chinos como la etapa que divide en dos el separatismo propiciado por el sistema feudal hasta la reunificación del país. Una época convulsa de la que se guardan pocos escritos relativos a los detalles de la creación del monasterio.

El templo se erigió en los bosques de la montaña Shao Shi en la cordillera montañosa de Song Yue Shi, de cuyo título gana su nombre que significa "pequeño bosque". Este lugar se encuentra a unos 13 kilómetros al norte de la ciudad de Deng Feng. Se edificó en el año 19 del reinado del emperador Xiao Wen. Su promotor fue un monje hindú llamado Ba Tuo y su construcción se prolongó durante diferentes periodos históricos.

A un lado de la montaña de Song Shang se encuentra la cueva de Ta Mo (Bodhidharma), nombre chino de este asceta hindú al que se le atribuye la introducción del Budismo Zen (ChZan en chino o Dhyana en sánscrito) en China. Es quizá en esta cueva donde comienzan nuestras dudas más importantes sobre las teorías aceptadas comúnmente. La leyenda (nos referiremos a partir de ahora así cuando hablamos de Bodhidharma ya que no existe ni un solo documento oficial que certifique su existencia) cuenta que Ta Mo se mantuvo en esta cueva meditando frente a la pared durante nueve años. Esta misma leyenda cuenta que sometió a un entrenamiento meditativo tan duro a los monjes del monasterio que, debido a la precaria salud de los mismos, tuvo que desarrollar unos ejercicios para recuperar su salud y mejorar su naturaleza.

La simple lectura de este último relato nos lleva lejos de la realidad por muchas razones de bastante peso. En primer lugar, los ejercicios meditativos que realiza esta escuela suelen ser sentados y se caracterizan por la práctica ausencia de movimiento exterior. No se descarta que Ta Mo conociera el arte psicofísico del Yoga e introdujera algunos ejercicios para mejorar la elasticidad y contrarrestar el deterioro físico que acarrea una práctica estática durante prolongados periodos de tiempo. Imaginar que en estos ejercicios se encuentra el origen de las artes marciales chinas es ir más allá de la fantasía y su correspondencia con el tema que nos interesa está lejos de poder establecerse. Quizá existan elementos dispersos que puedan confirmarnos la existencia de este personaje, pero creemos imprescindible desvincularlo de las artes marciales, en virtud del rigor histórico que debemos exigir a cualquier línea de investigación para esclarecer en lo posible los orígenes del arte.

Tan sólo hemos encontrado algunos textos que nos hablan de este hombre. Uno de ellos es Biografías posteriores de monjes eminentes de Tao-Hsüan, compuesto de 30 volúmenes de biografías desde el siglo VI al 645. En su volumen nº 16 aparece la primera biografía de Bodhidharma o Ta Mo. En esta biografía se cita que Ta Mo llegó en un principio a Nan-yüeh durante la dinastía Sung (420-479) y desde allí se fue hacia el norte y llegó al reino de Wei.

Este dato no concuerda mucho con la fecha comúnmente aceptada para su llegada a China, que lo situaría en fechas anteriores a la propia creación del monasterio de Shaolín. ¿Cómo imaginar que pudo ver el mal estado de salud de un grupo de monjes si no existía el templo en aquel momento? Una vez más, realidad y ficción aparecen de la mano para descartar la veracidad de las afirmaciones realizadas en este sentido. Bodhidharma o Ta Mo quizá existió, pero su influencia en el aspecto marcial de este templo debe ponerse en duda y los métodos que pudiera transmitir para el desarrollo interior energético a los bonzos también deben ser cuestionados para dejar abierta la puerta a otras posibilidades que puedan ser más fieles a la posible realidad que allí aconteció.

Como citamos anteriormente, el monasterio fue en algunos casos un foco de rebeldía contra el poder político gobernante y en otros, ayudó al gobierno en determinadas luchas que, más que agradecimiento, generaron miedo por la demostración de poder marcial que exhibieron. Esto provocó el primer incendio y la destrucción del templo del norte en el año 1570. Y lo que puede parecer una desgracia, no deja de ser una eventualidad que provoca la migración de los maestros de este templo a la provincia de Fukien, al monasterio de Shaolín del sur. El templo del norte fue reconstruido pero nunca más recuperó su esplendor anterior al incendio.

Tenemos que viajar un periodo de tiempo mayor para llegar a la época que más nos interesa para comprender los orígenes del Hung Gar. Centremos nuestra mirada en la última dinastía antes de la revolución que traería la caída definitiva del imperio y convertiría a China en el país que conocemos en la actualidad. Los gobernantes durante la dinastía Ching (1644-1911) demostraron siempre un interés especial por las actividades desarrolladas en el monasterio de Fukien. Existe constancia de que muchos oficiales pertenecientes al gobierno de la dinastía Ming (136-1644) buscaron refugio en el monasterio para escapar de la persecución implacable a la que les sometían los manchúes que componían la dinastía gobernante.

Esto provocó que, por una parte, el monasterio acogiera en su seno a laicos y les permitiera el aprendizaje de sus sistemas de lucha. Este momento histórico posibilitó la salida del monasterio de las bases del estilo que pretendemos reflejar en estas páginas, de la mano de otro gran hombre del mundo marcial: Hung Hei Kwun.

HUN HEI KWUN. EL PADRE DE UN ESTILO

Hung Hei era un comerciante de té que entrenaba en el monasterio de Shaolín de Fukien como practicante laico. Existían diferentes categorías de practicantes en el templo y a los que no eran monjes no se les consideraba de la misma manera a la hora de enseñarles las bases y el sistema de combate que, ya a estas alturas de la historia, era propio y exclusivo del monasterio. El abad del templo por aquel entonces era Chi Zin, a quien se le atribuye la tutela personal en la enseñanza de Hung Hei Kwun por el talento que éste demostraba durante los entrenamientos. Esto le valió la consideración de ser el mejor de los laicos que asistían a las clases de artes marciales en Shaolín.

Precisamente fue un incidente con uno de estos practicantes laicos lo que provocó que este monasterio acabara destruido por los manchúes. Wu Wai Kin decidió luchar contra los nobles manchúes en venganza por la muerte de su padre. Éste fue el detonante para que esta dinastía volviese los ojos hacia el monasterio, al tiempo que sus ejércitos, y terminaran por destruir el templo.

Algunos autores citan que tan sólo trece personas lograron escapar de la masacre, algo que nunca sabremos con seguridad. Lo cierto es que sí se ha podido contrastar que tanto Hung Hei como el abad del templo pudieron escapar con vida de lo ocurrido. No tuvo tanta suerte a posteriori el abad del templo y falleció en un supuesto combate con un luchador de Pak Mei, dato que no hemos podido contrastar históricamente y de cuya autenticidad nos vemos en la obligación de dudar. Del mismo modo se menciona en la historia del estilo que Hung Hei Kwun comenzó sus enseñanzas para la transmisión del estilo de lucha que había aprendido en el monasterio de Shaolín. Abrió una escuela secreta en Kwantung. Diez años después, abrió oficialmente una escuela en la ciudad de Fa a la que llamó "Boxeo Hung Gar" para desviar la atención de los manchúes que seguían persiguiendo todo lo relativo al monasterio de Shaolín.

El nombre de la escuela, según varios autores, obedece al interés del creador de conmemorar al primer emperador de la dinastía Ming, Hung Mo Chu, ideología sobre la que operaban muchas de las sociedades secretas que querían derrocar a la dinastía gobernante y que operaban en la clandestinidad. En poco tiempo, la calidad de este sistema de lucha fue reconocida en toda la región como la mejor de las cinco grandes escuelas de la provincia de Kwan tung.

Además de instruir a su propio hijo, también tomó como alumnos a Luo Xiajouan, Zhou Renjie y Hu Zhibiao. Quizá el alumno que más nos interesa y que tendremos que analizar con más detalle es Luk-Ah-Choy, al cual tenemos que atribuirle la continuidad de la línea genealógica del estilo.

La composición de su estilo de lucha derivaba del sistema practicado por su maestro en el monasterio de Fukien, el Fu-Hok Pai (estilo del tigre y la grulla), parte de los cinco animales que también aprendió en el templo.

    Antes de continuar con el análisis de la línea genealógica de este estilo centenario, vamos a profundizar un poco en el trabajo que realizó este hombre, en qué consistió su transmisión y de qué forma desarrolló el material que heredó de las raíces del templo de Shaolín.






FIN DEL 2º CAPÍTULO

domingo, 20 de octubre de 2013

TRASPASADA LA BARRERA DE LAS 10.000 VISITAS

¡ROMPIENDO LA BARRERA!

INFORMACIÓN IMPORTANTE EN LA ENTRADA
¡OPINA SOBRE ESA INFORMACIÓN!






     Quiero aclarar que esta idea, cuando en el blog se ha traspasado la barrera de las 10.000 visitas, no es mía. Quien tuvo la idea fue mi alumno Miguel Ángel López Torralba y, como cualquier idea que me parece genial, me gustó.

     No quiere esto decir que directamente le he copiado su iniciativa, no es mi estilo, por lo que le he pedido permiso para colocar la fotografía del avión rompiendo la barrera del sonido y él me ha autorizado. GRACIAS MIGUEL.

     En un blog, romper la barrera de las 10.000 visitas en aproximadamente año y medio, me parece importante, sobre todo cuando se trata de un blog que no tiene grandes pretensiones, puesto que cuando lo creé, lo hice buscando un punto de comunicación con aquellos o aquellas a l@s que les gustasen las Artes Marciales chinas,  y de esa forma intentar entender las mentalidades de los que formamos esta inmensa familia, seamos del estilo que seamos y perteneciendo éste a la nacionalidad que sea.

     Siempre ha sido mi lema, y el que haya visto mis entradas lo habrá leído más de una vez, que todas las Artes Marciales son buenas, puesto que todas buscan el mismo fin siguiendo caminos distintos.

     Quiero aclarar que me refiero a las ARTES MARCIALES. ¡LAS DE VERDAD! no aquellas que alguien se ha inventado y que por desgracia cada día proliferan más.

     ¿O no nos encontramos cada día, en los gimnasios, las revistas o en cualquier otro sitio la publicidad de esos seudo-maestros, llamando a lo que ellos hacen, algo que nadie conoce? Eso sí, siempre van acompañados de letras chinas, japonesas o coreanas. ¡ESO VISTE MUCHO!

     ¡ES QUE HAY "ARTES MARCIALES" QUE TIENEN HASTA 20 DANES!

     SÍ ¡NO OS MIENTO!

     Aquel que se ha inventado tantos Danes para un Arte Marcial, si allí donde estos se han creado inicialmente, el máximo es de 10 Danes (Y eso sólo los grandes Maestros de cada Estilo), ¿no será que el hecho de decir <<SOY DECIMOTERCER DAN>> los hace creer que son mejores que esos grandes Maestros que """SÓLO SON DÉCIMO DAN""", cuando si comparamos lo que ellos dicen ser, equivaldría a un "SEXTO DAN" entre comillas?

     ¿Por qué no se dejan de tonterías, aprenden de verdad el Arte Marcial que practican y se desprenden de tantos pajaritos en la cabeza, poniendo los pies en el suelo?

     Por más que digas que eres, no eres más que lo que eres.

     ¡Me apuntaré el dicho, porque me lo acabo de inventar y me parece tan profundo que no me puedo creer que haya salido de mi cerebro!

     Bueno, a pesar de ser cierto que esa frase la he ideado ahora mismo, nos dejamos de bromas ya que me he extendido más de la cuenta, puesto que lo que pretendía era, sólo, agradecer a todos aquellos que siguen este blog (y a aquellos que alguna vez lo han abierto) que lo hayan hecho, porque eso ha permitido traspasar la barrera de las 10.000 visitas.

     Un abrazo muy fuerte para todos y no olvidéis la imagen que viene a continuación.


     Va dedicada, principalmente, para aquellos que practicamos las Artes Marciales chinas, ya que creo que es el único camino de unificarlas en una FEDERACIÓN de lo que es la base de todas las demás Artes Marciales, siendo los únicos que, en este país, no tenemos Federación propia, y tenemos que vivir de las migajas que nos dejan el resto de Federaciones, en las que nos hemos incluido por no estar unificados.

     ¿Por qué hemos de pagar más a otras Federaciones, para que ellas se aprovechen de la cantidad de licencias (cada vez más) que tenemos, para hacer cosas para ellos y darnos sólo las limosnas que le sobran de lo que reciben y no nos unificamos todos los que hacemos Artes Marciales chinas?

     Me imagino que no a todos les interesará, ya que existen muchos que viven como dioses en esas otras Federaciones, y como viven así no les interesa la unificación, puesto que eso los dejaría como "unos más" y no recogerían lo que recogen en la actualidad.

     Si de verdad les interesara las Artes Marciales chinas, aprovechando el nombre que algunos han cogido sólo por el hecho de haber estado varias veces en ese país, China, (no les quito su nivel ni su técnica, que lo tienen. No estamos hablando de ello), podrían aprovechar para hacer algo a favor de estas Artes Marciales, que siendo las "madres de la inmensa mayoría, por no decir de todas ellas" es la que está en peor situación, por nuestra falta de unificación.

     Voy a decir algo que hay que tener en cuenta: He intentado ver por internet las licencias que tienen las diversas Artes Marciales y lo único que he podido conseguir es la relación del año 2004. A partir de ahí ya no hay referencias o yo no he sabido encontrarlas.

     Dice lo siguiente:

     Federación de Judo.- 107.826
     Federación de Karate.- 62.328
     Federación de Taekwondo.- 40.519

     Eso lo puede ver todo el mundo en Internet. Yo me pregunto: La federación de Judo y DEPORTES ASOCIADOS, ¿cuántas licencias hay de Judo y cuántas corresponden a esos "DEPORTES ASOCIADOS"? Todos sabemos que el Judo tuvo su época, cuando no se conocían el resto de las Artes Marciales, pero desde hace ya muchos años, los practicantes de ese Arte Marcial, disminuyen día a día.

     ¿Cuantas licencias de Artes Marciales chinas, o sea de WUSHU como deporte asociado se lleva la Federación de Judo de esas 107.826?

     En la Federación de Karate, ¿cuántas licencias hay de Karate y cuántas del Departamento de Kung-Fu, de esas 62.328?

     Nos damos cuenta, ante estas estadísticas, (ojo, repito que son del año 2004 ya que no hay forma de conseguir las más actuales) que las únicas que parecen ser reales son las de la Federación de Taekwondo, donde no tengo conocimiento de que admitan otras Artes Marciales que no sean las coreanas.

     ¿Podemos creer que hay tanta diferencia entre el Taekwondo y las otras Artes Marciales como el Judo o el Karate? Sabemos que desde 1.988, cuando en las Olimpiadas de Seúl participó este Arte Marcial, el Taekwondo, como deporte de exhibición, hubo un bum tremendo de deportistas que se iniciaron en ese Arte Marcial.

     ¿Podemos creer, repito, que Artes Marciales como el Judo, cuyas licencias decaen poco a poco, pero de forma continuada, o el Karate, que nunca ha tenido un auge inesperado, una casi lo duplique y la otra casi lo triplique?

     Lo siento, pero yo no me lo creo. La realidad es que en esas Federaciones HAY MUCHAS LICENCIAS DE ARTES MARCIALES CHINAS con las que ellas cuentan para realizar sus eventos particulares, siendo la inmensa mayoría en beneficio de sus propias Artes Marciales (me refiero al Judo o al Karate), mientras que esas licencias de "Deportes asociados" o del Departamento de Kung-Fu recogen migajas, aunque lo que tienen que pagar sea lo mismo que los demás que están en ellas.

     Creo que deben pensar sobre ello.

     Agradecería cualquier comentario sobre este gran problema de las Artes Marciales chinas.

     Gracias.



martes, 15 de octubre de 2013

EL HUNG GAR: UN ESTILO DE KUNG FU MÁS ALLÁ DE LA LEYENDA.


PRIMERA PARTE

..........¡AMPLIADO!..........



         Quiero dejar claro una cosa, antes de empezar:

     Este artículo que expongo en esta entrada no está hecho por mí, ni sé quien lo hizo en su día, por lo que si el autor del mismo lo lee y quiere decirme su nombre, debe tener por seguro que haré una entrada diciendo a quien pertenece, ya que no quiero que se me dé la autoría de algo que no he hecho yo, ni se me acuse de que he realizado un plagio: ¡Nada más lejos de mi imaginación!

     El hecho de poner este artículo como una entrada en mi blog, sólo ha sido por que me ha gustado tanto y está realizado con tal detalle, que para los amantes de las Artes Marciales chinas y, sobre todo, para los practicantes de este Estilo o de Estilos derivados del mismo, creo fundamental que se informen de todos los detalles que aquí se exponen con perfecta claridad.

     Dicho esto y teniendo en cuenta la longitud del artículo, he decidido ponerlo como entradas por capítulos, así que ahí va el primer capítulo.

INTRODUCCIÓN

   El Hung Gar es uno de los estilos pugilísticos más representativos de las artes marciales practicadas en el sur de China. La distribución geográfica de este país ha determinado en gran medida la separación del conjunto de sus artes marciales en dos bloques geográficos. Abordar el estudio individualizado de una de las ramas de este enorme árbol sin tocar las raíces es tarea harto difícil, cuando no imposible.
     
     Por este motivo, antes de decidirnos a tratar el conjunto de tópicos que se han creado, bien por diferentes escuelas que pretenden atribuirse la genealogía original del estilo, bien por intentos informativos sin demasiado trabajo documental de fondo; hemos preferido optar por un ángulo de visión diferente.

      Inevitable el contacto con estos tópicos, podemos extraer de ellos luces en el camino que nos puedan guiar en cuanto a las cuestiones que por sí mismas nos generan. No obstante, la intención de este trabajo se fragua en otras forjas. Intentamos navegar entre las informaciones existentes y discriminar el mito de lo contrastado. Lo sobreentendido, de lo oficialmente reconocido. Queremos indagar en todos aquellos aspectos que puedan desmitificar los orígenes para poder asomarnos sin falsedades a las realidades de la actualidad.

     Si pensamos que todas las artes marciales chinas tienen un tronco común, comprenderemos que, cuanto más nos alejemos históricamente del momento presente, más paralelismos encontraremos con otros sistemas marciales. Este escollo se presenta salvable evitando en lo posible, dispersar el objeto de nuestro artículo; si bien, los escollos que no se puedan superar, debemos asumirlos como un elemento enriquecedor de nuestra cultura general sobre las artes marciales chinas y, en su caso, asumir lo positivo de nuestra intención.

      Nos hemos alejado mucho en el tiempo para poder responder a cuestiones que puede plantearse al que intenta abordar de nuevo la comprensión de este sistema y su historia. Las preguntas se persiguen unas a otras dentro de un orden lógico. Si pretendemos decirle a quien nos requiere información sobre el Hung Gar, que éste proviene, en gran medida, del monasterio de Shaolín, sin haberle explicado previamente qué es este lugar y qué parte de su historia tiene que ver con la nuestra, la forma de asumir la información que le proporcionemos no tendrá la solidez de unos pilares informativos bien elaborados.

     Es por ello, que no empezaremos nuestra historia desde el siglo XVII, fecha en la que se define este estilo como tal. Con ello incurriríamos en presentar la historia sin raíces. Esta injusticia, tantas veces cometida en el análisis historiográfico de los estilos marciales genera una importante desinformación que, a la larga, afecta al sentido y a la realidad práctica del arte marcial estudiado: aparición de líneas genealógicas desconocidas e indeterminadas, modificaciones de las técnicas o de su sentido con alusión a maestros inexistentes o sin relación directa con los creadores del estilo, y un largo etcétera de despropósitos que finalmente impedirán una visión objetiva por parte del interesado.

      Las fuentes documentales consultadas han sido muy variadas y los elementos elegidos de dichas fuentes, cuando su realidad nos parece debidamente justificada, los presentamos sin cortapisas explicando la justificación en que nos basamos para reflejarlos en este artículo. En la misma medida, la información que, pese a su reconocimiento aceptado mayoritariamente, nuestras investigaciones no puedan justificar como reales o válidas, la reflejaremos junto a la duda que no ha creado. No pretendemos descartar opciones que, como ocurre con toda revisión histórica, siempre pueden recuperarse con la aportación de nuevas pruebas desconocidas, pero sí pretendemos reflejarlas en toda su magnitud para que el lector pueda decidir voluntariamente si se adscribe a nuestros interrogantes o si decide optar por el camino de la fe.

    Trataremos de estudiar los orígenes comunes, las evoluciones técnicas desde otros estilos hasta éste, el material técnico que existe en la actualidad, las escuelas, los conceptos tanto de unas como de otras y sobre todo, la historia de las personas que nos han permitido conocerlo. Ésta, como todas las historias de las artes marciales, es una historia de personas. Personas que han trabajado duro o han dicho que lo hacían, personas que han posibilitado la difusión y el desarrollo del arte y personas que han influido en su descrédito, personas que han matado y personas que han muerto en el camino del Hung Gar. Entraremos, tan profundamente como la información existente nos lo permita, en el corazón de estas personas para intentar a través de sus historias comprender su influencia en el Hung Gar, comprender qué los llevó a este magnífico arte y qué les hizo cambiarlo.

         Para adentrarnos en el arte a través de los corazones de los que lo practicaron y lo practican, tenemos que abordar la lectura de este artículo sin expectativas. Tendremos que vaciar el vaso de lo conocido para alojar, durante el tiempo que precise nuestra observación, la información que presentamos. Invitamos a todo aquel que nos lea a volver a vaciar el vaso que hemos llenado y a facilitarnos a todos los que estamos interesados en conocer el nuevo contenido que mantiene su recipiente lleno de nueva savia informativa que compartir.

EL ORIGEN DE TODO

Muchos historiadores citan en sus trabajos que fue el monasterio de Shaolín el lugar en el que nacieron las artes marciales chinas (AMC) que hoy conocemos. Nada más lejos de la realidad.

Es ciertamente evidente que los monasterios de Shaolín fueron, en sus momentos históricos correspondientes, grandes focos de desarrollo de diferentes sistemas marciales, así como lugares de peregrinación para luchadores o interesados en el estudio de las artes marciales. Mitificado por los relatos de las proezas de los monjes guerreros que residían en ellos, muchos interesados en las AMC acudían a estos templos con la intención de ampliar sus conocimientos en el arte de luchar. La documentación relativa a los periodos históricos que comprenden estos monasterios es escasa, cuando no inexistente y en muchos casos se ha optado por la solución fácil de incluir estos lugares como el origen de algo que se venía fraguando desde mucho antes.

Podemos plantearnos un razonamiento muy lógico para desterrar este mito. La relación entre las AMC y el monasterio de Shaolín nace con la justificación de la existencia y actividad de una persona que estudiaremos detenidamente y en profundidad a lo largo de este artículo: Bodhidharma.

Está oficialmente reconocido que, de ser cierta la llegada de este monje a China (cosa que posteriormente podrá ser también puesta en duda), dicha llegada debió ocurrir allá por el siglo VI d. C. Esto alejaría mucho su relación con los orígenes de las AMC. Por un lado tenemos los tratados de Sun Tzu relativos al arte de la guerra. Este estratega militar chino vivió en el siglo IV a. C., en el estado de Qi. Este tratado, cuya filosofía sigue vigente en la actualidad por la rotundidad de los conceptos que contiene y la calidad de sus afirmaciones tanto filosóficas como estratégicas, nos da muestras con su contenido de una importante actividad bélica, germen del desarrollo de sistemas de lucha en todas las culturas.

Nos resulta descabellado pensar que el desarrollo de las AMC ocurre a partir del siglo VI d. C., al ser precisamente con mucha anterioridad a este siglo cuando nos encontramos con los periodos bélicos más importantes dentro de la historia de este país.


Es cierto, sin duda, que este monasterio desempeñó un papel determinante en el desarrollo posterior del material técnico marcial existente con anterioridad a él.

Estudiaremos la historia del monasterio de Shaolín más adelante y concretaremos las semillas que justificarán su intervención en la creación del Hung Gar tal y como lo conocemos actualmente, pero tenemos que tener muy claro que muchos de los trabajos que han llegado a nosotros en la actualidad provienen de épocas muy antiguas cuyos orígenes no pueden certificarse por la falta de documentos que demuestren de forma precisa su existencia.


Se han encontrado escritos relativos a un deporte militar llamado Jiaoli datados en la dinastía Zhou (año 1.100 al año 221 a. C.). Es un periodo histórico muy amplio, pero nos ofrece ya datos de una práctica marcial propiamente dicha y de su relación con el entorno de la guerra. Es interesante analizar de qué forma trascienden estas artes de los ejércitos para llegar al pueblo llano.

Algunos historiadores recrean la imagen de los clanes que volvían de la guerra y que mantenían vivos sus sistemas de lucha. Dada la enorme actividad bélica de este país en guerras constantes contra las hordas invasoras del norte, así como las guerras civiles y militares entre clanes para asumir la concentración del poder y la unificación del país, no es difícil imaginar el caldo de cultivo en el que se nutrieron los estilos que conocemos en la actualidad.

Estos estilos, siempre sujetos a evolución y a una selección natural en el desarrollo de sus técnicas, evolucionaron dentro de cada clan hasta niveles que seguramente hoy no podemos ni imaginar. Con certeza, la calidad de un sistema, en un entorno general de guerra, no garantizaba la victoria, siendo ésta más -como cita Sun Tzu en sus tratados- resultado de una estrategia general más efectiva y de condiciones generales óptimas: terreno, distancias recorridas, clima, etc.

Los elementos que propiciaron la supervivencia y evolución natural de los estilos debemos buscarlos en el seno de la sociedad, en concreto en las disputas civiles alejadas de los elementos presentes en las grandes batallas. Es precisamente en estos entornos donde las autoridades locales de los clanes vencedores se encontraban con el problema de una población con formación militar y que debía someterse de manera voluntaria o por la fuerza.

Conocida es la tendencia del pueblo chino a la creación de sociedades secretas y sectas cuya única finalidad residía a veces en vencer al opresor. Esto generó, en muchos casos, la prohibición bajo pena de muerte de toda práctica marcial en el entorno civil.

Hemos generalizado sobremanera en estas últimas apreciaciones, debido a que esta situación se dio en muchos lugares y muchas épocas diferentes y bajo circunstancias muy similares. El motivo que nos lleva a concentrar y a generalizar esta información radica en la intención que tenemos de concretar por qué llegan las artes marciales a los monasterios, algo que, en principio, puede suscitar la extrañeza cuando no la incomprensión de la lógica que generó este movimiento.


Podemos entender, según las manifestaciones realizadas por algunos estudiosos del tema, que los templos asumieron el papel no exclusivo de recogida de personas perseguidas por la ley como una de sus actividades. Si entendemos del mismo modo que uno de los motivos más comunes en este periodo para verse en esta necesidad de fuga era el ser reconocido públicamente como artista marcial, podemos entender por qué líneas estilísticas tan diferentes y tan diversas se manifiestan en lugares tan concentrados. Los monasterios fueron centros de refugio para perseguidos y para grandes maestros que eran buscados por la autoridad que los clasificaba como un elemento perturbador. Dentro de esta clasificación no entraban los monasterios que, en determinados momentos de la historia, han gozado de cierta impunidad legislativa debido a su trato directo con lo divino, algo que les hizo ganar muchos adeptos, pero que sembró las tempestades que, en momentos concretos de la historia, les llevaron a la destrucción más absoluta. Éste fue el destino y, en parte, la historia a grandes rasgos del monasterio de Shaolín.





FIN DEL 1º CAPÍTULO